Identificar los stakeholders o grupos de interés en una Asociación o entidad sin ánimo de lucro

Una entidad sin ánimo de lucro trabaja por y para la comunidad, y, por ello, las relaciones que mantiene con la sociedad son muy amplias. Las actividades desempeñadas se ven inmersas en una red de relaciones con distintos grupos de interés o stakeholders. No se debe obviar a ninguna de las personas y/o entidades que de una manera u otra pueden relacionarse con la asociación, y que de un modo u otro demandarán en algún momento información de la organización.

 

  ¿De dónde proviene el concepto de los grupos de interés?

El término stakeholder es un anglicismo usado para referirse a un grupo de interés o a uno de sus participantes. Una traducción más correcta del término sería definirlo como «aquella persona titular de un interés en la organización y con la que ésta se encuentra relacionada con una manera u otra». Es decir, son aquellos con derecho a preguntar o con motivos para hacerlo, y que a su vez influyen y son influidos por una entidad sin ánimo de lucro.

Los grupos de interés o stakeholders son cualquier individuo o grupo que pueda afectar o ser afectado por las acciones llevadas a cabo por una entidad.

 

En la actualidad, se considera que el entorno de las organizaciones está formado por una serie de grupos de interés con los cuales ésta interactúa. Cada uno de ellos tendrá unas expectativas determinadas, así como diferentes niveles de poder e influencia estratégica o económica.

 

La asociación debe recibir la aprobación del máximo de sus diversos grupos de interés, incorporando a su estrategia las diferentes necesidades e inquietudes de estos. Las entidades sin ánimo de lucro deben actuar de acuerdo con el sistema de valores de sus grupos de interés si quieren cumplir con su misión y obtener legitimidad.

 

CÓMO IDENTIFICAR A LOS GRUPOS DE INTERÉS (STAKEHOLDERS)

La primera dificultad que se plantea en la gestión de cualquier asociación es poder identificar con claridad a sus grupos de interés, máxime en este tipo de organizaciones tan distintas de las del entorno lucrativo.

¿Qué deben preguntarse las entidades sin ánimo de lucro para identificar a sus stakeholders?

  1. ¿Quiénes son los stakeholders de la organización?
  2. ¿Cuáles son sus roles e intereses?
  3. ¿Qué oportunidades y cambios suponen para la organización?
  4. ¿Qué responsabilidad tiene la organización con ellos?
  5. ¿Qué estrategias o acciones debe adoptar con todos ellos?

Clasificación de los grupos de interés (stakeholders)

Los stakeholders se clasifican en:

Sector público

Esta clasificación incluye al Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y los organismos públicos autónomos, instituciones, empresas y personas que llevan a cabo alguna actividad económica en nombre del Estado y que se encuentran representadas por éste. Es decir, abarca todas aquellas actividades que el Estado (Administración Pública) posee o controla.

Sector capitalista

Dentro del ámbito privado se ha considerado al conjunto de entidades con ánimo de lucro y no controladas por el Estado, de diferentes sectores económicos, con los que puede interactuar, por diferentes razones, una asociación.

Sector no lucrativo

En este caso, tenemos en cuenta al resto de entidades sin ánimo de lucro, así como plataformas, movimientos, redes o coordinadoras con las que se puede relacionar una entidad.

Sociedad

En este caso englobamos al conjunto de ciudadanos de una comunidad, sin ningún tipo de organización formal, que, mediante sus actuaciones, se relacionan con las asociaciones. Esta relación puede ser beneficiándose de recursos y actuaciones de la asociación o bien, ofreciendo recursos a la asociación (colaboraciones, donaciones, etc.).

 

¿Cuáles son los papeles o roles que un grupo de interés puede desempeñar al interactuar con una asociación?

Elaborar un esquema donde se recojan esas relaciones, aunque sea complicado, también supone una oportunidad para encontrar sinergias a la hora de promover y formalizar relaciones con los stakeholders. Es preciso distinguir, por un lado, las que provienen de la actividad ordinaria, y por otro lado las que se derivan del entorno en el que se encuentran las entidades in ánimo de lucro.

Actividad ordinaria

Los papeles desarrollados en la actividad ordinaria de una entidad pueden concebirse como corrientes de entrada y de salida, es decir, relaciones donde desde los diferentes ámbitos se ofrecen recursos a la entidad y aquellas originadas por oferta de recursos desde la entidad a los diferentes ámbitos.

  • ENTRADA: Los grupos de interés que proveen u ofrecen recursos a la entidad.
  • SALIDA: Los grupos de interés que se benefician de los recursos ofrecidos por la entidad.

Tanto en las relaciones de entrada como en las de la salida tendremos en cuenta que los recursos que se pueden proporcionar son materiales (bienes y servicios) y humanos (trabajo). Ahora bien, los grupos de interés que surjan de estas relaciones diferirán en función de si existe una contraprestación de carácter económico o no.

En el caso de los bienes y servicios que recibe una asociación nos referimos a un beneficiario o acreedor. En lo concerniente al trabajo, será diferente si existe retribución económica o no. En el primer caso, estamos ante un empleado que recibe un salario por parte de la organización, y en el segundo, un voluntario que ejerce su labor de forma altruista.

En el caso de los bienes y servicios que ofrece una asociación, las relaciones son similares, aunque de forma inversa. Únicamente hay que tener en cuenta que cuando la entidad ofrece servicios, estaremos ante un usuario o deudor.

Entorno

 La interacción entre las asociaciones y los grupos de interés pretende ir a la par con el entorno, puesto que dicho aspecto redundará de manera positiva en una mejora de la eficacia en su actividad.

Las entidades sin ánimo de lucro, por el impacto social que promueven sus actividades, son organizaciones más abiertas al entorno, con unas relaciones que consiguen un contacto mucho más directo con el exterior. Por ello, es necesario agruparlas en función de los papeles que pueden surgir, puesto que el entorno más cercano es el que va a condicionar los  usuarios y sus necesidades.

Distinguimos entre relaciones de las asociaciones y el entorno sin reciprocidad o, en el caso contrario, con reciprocidad.

En las relaciones no recíprocas, el objetivo principal de la asociación es actuar sobre diferentes estamentos y sobre la sociedad en general, para ejercer presión que modifique distintos comportamientos sociales. En general, nos encontramos ante un esfuerzo organizado, dirigido por un grupo o agente de cambio (en este caso la entidad sin ánimo de lucro), que intenta persuadir a otros de que acepten, modifiquen o abandonen ciertas ideas, actitudes, prácticas conductas.

En otras ocasiones la presión es ejercida, de manera opuesta, por el sector público, el sector capitalista, etc. Éstos se convierten en críticos de las acciones de la organización, normalmente persiguiendo un beneficio particular. En ambos casos nos encontramos ante los conocidos como grupos de presión, en el primer caso ejercido por la asociación y, en el segundo, hacia la entidad.

Las relaciones recíprocas son aquellas que se producen en ambas direcciones, pudiendo diferir considerablemente según se opte por una relación de competencia o de colaboración.

 


Gestión de asociaciones

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